Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ello parecen brazos son las aspas, que volteadas por el viento hacen andar la piedra del molino. Ahora esas aspas no hacen andar la piedra del molino, pero hacen andar el mundo de manera ecológica.