Fuí a ver la exposición "Los Machados" en el Instituto Cervantes de Madrid. Al salir me sorprendió la excelente luz que entraba desde los ventanales y los reflejos en el abrillantado suelo. Disparé con el móvil y este fue el resultado.
Lo encontré sobre capó de mi coche. Era de noche. Con la ayuda de la linterna del móvil pude fotografiarlo. Entre las gotitas de la condensación nocturna conseguí iluminar sus transparentes alas.
Esto se acaba. Las luces de Madrid, y las de todas las ciudades de España, están esperando la desconexión. Como todo el mundo presume de las luces de su ciudad, yo muestro las de la capital del reino, aunque no sea mi ciudad ni yo sea monárquico. Y aunque no se lo merezca su alcalde, que es mas bien un castigo para los madrileños.
Empezamos bien el año. Amaneciendo que no es poco. Una mañana fría que el rastro dejado por la helada nocturna simulaba una pequeña nevada. Buenos augurios para 2020 que dirían los ancestros.