Rincones del Albaicín (II)
Suben por la calle los cuatro galanes. Ay, ay, ay, ay. Por la calle abajo van los tres galanes. Ay, ay, ay. Se ciñen el talle esos dos galanes. Ay, ay. ¡Cómo vuelve el rostro un galán y el aire! Ay. Por los arrayanes se pasea nadie. (Federico García Lorca)