Ni es azul ni es el gato de la canción de Roberto Carlos, pero tiene motivos para estar triste. Sobre todo cuando se vive en un cementerio y tiene que soportar un día frio y lluvioso.
Años y años de acumulación de escorias y restos del tratamiento de la pirita han conformado un paisaje desolador y estéril en las minas de Riotinto. Los gases sulfurosos, del procesamiento de la pirita, destruyeron toda la flora de la zona, hoy recuperada, y enfermaron de muerte a buena parte de los trabajadores.
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